6.30.2016

ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN


Resultado de imagen para san agustin

Señor Jesús, que me conozca a mi y que te conozca a Ti.   
Que no desee otra cosa sino a Ti.
Que me odie a mí y te ame a Ti.
Y que todo lo haga siempre por Ti.
Que me humille y que te exalte a Ti.
Que no piense nada más que en Ti.
Que me mortifique, para vivir en Ti.
Y que acepte todo como venido de Ti.
Que renuncie a lo mío y te siga sólo a Ti.
Que siempre escoja seguirte a Ti.
Que huya de mí y me refugie en Ti.
Y que merezca ser protegido por Ti.
Que me tema a mí y tema ofenderte a Ti.
Que sea contado entre los elegidos por Ti.
Que desconfíe de mí y ponga toda mi confianza en Ti.
Y que obedezca a otros por amor a Ti.
Que a nada dé importancia sino tan sólo a Ti.
Que quiera ser pobre por amor a Ti.
Mírame, para que sólo te ame a Ti.
Llámame, para que sólo te busque a Ti.
Y concédeme la gracia de gozar para siempre de Ti. 

Amén.

6.22.2016

PULGARCITO.

Resultado de imagen para PULGARCITOHabía una vez unos leñadores muy pobres que tenían siete hijos, todos ellos varones. El más joven de todos, que era también el más astuto, nació muy pequeño, del tamaño de un pulgar, y por eso todos le llamaban Pulgarcito.

Una noche Pulgarcito oyó hablar a sus padres de la difícil situación en la que se encontraban ya que apenas ganaban lo suficiente para alimentar a sus siete hijos. Pulgarcito se entristeció mucho al oír a sus padres, pero rápidamente se puso a darle vueltas a la cabeza para encontrar una solución.

A la mañana siguiente, reunió a sus hermanos en el pajar y les contó lo que había oído.

- No os preocupéis, yo os diré lo que haremos.

- ¿Ah sí? ¿El qué? - dijo el mayor, que era un poco incrédulo.

- El próximo día que vayamos al bosque a recoger leña con madre y padre nos esconderemos y cuando se harten de buscarnos y vuelvan a casa saldremos y emprenderemos un viaje en busca de riquezas y oro.

- Pero, ¿y si nos perdemos en el bosque? De noche está muy oscuro… - dijo el más miedoso.

- No te preocupes. Iré dejando caer miguitas de pan a lo largo del camino así, cuando queramos volver a casa sólo tendremos que seguirlas.

La idea convenció a los siete y prometieron guardar el secreto.

Esa misma tarde los padres les dijeron que necesitaban que les ayudaran a recoger ramas en el bosque. De modo que siguieron el plan establecido y cuando sus padres se cansaron de buscarlos y se fueron a casa, creyendo que habían vuelto allí, salieron de sus escondrijos.

Pero la noche cayó antes de lo esperado y se levantó una tormenta tremenda. Algunos empezaron a impacientarse y decidieron que lo mejor era volver a casa. Pero… ¡qué sorpresa tan desagradable cuando Pulgarcito miró al suelo! Las migas no estaban. Sólo había un par por detrás de él y del resto nada. Se las habían tenido que comer los pájaros, no había otra explicación.

Rápidamente Pulgarcito se subió a un árbol para tratar de divisar algún lugar al que dirigirse y logró distinguir una luz.

- ¡Veo una casa! ¡Iremos por allí!

Así que los niños continuaron andando durante horas hasta que lograron llegar a aquella casa. Estaban empapados y muertos de hambre. Una mujer les abrió la puerta.

- Buena mujer, somos siete niños que se han perdido y no tenemos adónde ir. ¿Podría dejarnos pasar?

- Pero, ¿no sabéis quién vive aquí?

Los niños negaron con la cabeza y la mujer les explicó que esa era la casa del ogro, su marido, y si los veía no se lo pensaría dos veces y los echaría a la cazuela. Pero los niños estaban tan exhaustos que no les importó y pidieron a la mujer que por favor les dejara pasar. Al final accedió, les dio de cenar y los escondió bajo la cama.
Resultado de imagen para PULGARCITO 
En cuanto llegó el ogro a casa comenzó a gritar.

- ¡¡Huelo a carne fresca!!

Los niños estaban temblando bajo la cama rezando porque no mirase allí, pero el malvado ogro los encontró. Quiso comérselos en ese mismo instante pero su mujer logró convencerle de que lo dejara para el día siguiente ya que no había ninguna prisa y tenían comida de sobra.

Se acostaron a dormir en la misma habitación en la que dormían las siete hijas de los ogros y Pulgarcito observó que cada una de las niñas llevaba una corona de oro en la cabeza.
Cuando todo el mundo dormía Pulgarcito tuvo una de sus ideas. No se fiaba de que el ogro cambiara de opinión y se los quisiera comer en mitad de la noche, así que por si acaso, les quitó a las niñas las coronas y las puso en las cabezas de sus hermanos y en la suya.

Efectivamente Pulgarcito tuvo razón, y en mitad de la noche el ogro entró en la habitación.

- A ver a quien tenemos por aquí… ¡Uy no, estas no! ¡Estas son mis hijas!

Así que gracias a la corona el ogro se comió a sus hijas creyendo que eran Pulgarcito y sus hermanos.

En cuanto salió de la habitación y lo oyó roncar, Pulgarcito despertó a sus hermanos y se marcharon de allí corriendo.

A la mañana siguiente el ogro se dio cuenta del engaño y se puso sus botas de siete leguas para encontrarlos. Estuvo a punto de cogerlos, pero los niños lo oyeron llegar y se escondieron bajo una piedra. El ogro, acabó agotado de tanto correr en su búsqueda así que se sentó en el suelo y se quedó dormido. Salieron de su escondite y Pulgarcito ordenó a sus hermanos que volvieran a casa.

- No os preocupéis por mí. Me las apañaré para volver.

Con mucho cuidado Pulgarcito le quitó las botas de siete leguas al ogro, se las calzó, y como eran unas botas mágicas que se adaptaban al pie de quien las llevara puestas, le quedaron perfectas. Con ellas se fue directo a casa del ogro.

- Señora, vengo de parte del ogro. Me ha dejado las botas de siete leguas para que viniese lo antes posible y os pidiese auxilio. Unos ladrones lo han atrapado y dicen que lo matarán inmediatamente si no les dais todo el oro y plata que tengáis.

La mujer se lo creyó todo y entregó a Pulgarcito todo el oro y plata que tenían. Cargado de riquezas volvió a casa y sus padres y hermanos lo recibieron con los brazos abiertos. Desde entonces ya nunca más volvieron a pasar necesidad.

Aunque hay quien dice que la historia no acabó en realidad así, y afirman que Pulgarcito una vez tuvo las botas del ogro fue a hablar con el Rey. Pulgarcito había oído que el Rey estaba preocupado por su ejército, ya que se encontraba a muchas leguas de palacio y no había recibido ninguna noticia suya. Así que le propuso convertirse en su mensajero y llevarle tantos mensajes como necesitara. El Rey aceptó y Pulgarcito estuvo desempeñando durante un tiempo este oficio, tiempo en el que amasó una buena fortuna. Cuando hubo reunido suficiente volvió a casa de sus padres y todos juntos fueron muy felices.

                  

Autor: Charles Perrault.

6.16.2016

Oración de la Madre Teresa de Calcuta.

Resultado de imagen para santa teresa de calcuta
Madre Teresa de Calcuta.


Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida.

Cuando tenga sed, mándame alguien que necesite bebida.

Cuando tenga frío, mándame alguien que necesite calor.

Cuando tenga un disgusto, preséntame alguien que necesite consuelo.

Cuando mi cruz se haga pesada, haz que comparta la cruz de otro.
Cuando esté pobre, ponme cerca de alguien necesitado.

Cuando me falte tiempo, dame alguien que necesite unos minutos míos.

Cuando sufra una humillación, dame la ocasión de alabar a alguien.

Cuando esté desanimado, mándame alguien a quien tenga que dar ánimo.

Cuando sienta la necesidad de la comprensión de los demás, mándame alguien que necesite la mía.

Cuando sienta necesidad de que me cuiden, mándame alguien a quien tenga que cuidar.

Cuando piense en mí mismo, atrae mi atención hacia otra persona.

Hazme digno, Señor, de servir a mis hermanos, que viven y mueren pobres y hambrientos en este mundo de hoy.

Dales, a través de mis manos, el pan de cada día; y dales paz y alegría, gracias a mi amor comprensivo.

Señor Crucificado y resucitado, enséñanos a afrontar los hechos de la vida cotidiana, a fin  de que podamos vivir, dentro de una más grande plenitud.

Tú acogiste humildemente y pacientemente los fracasos de tu vida que te llevaron hasta los sufrimientos de tu crucifixión; ayúdanos a vivir las penas y las luchas que nos trae cada día como ocasión para crecer y para asemejarnos más a ti.

Haznos capaces de mirar esas pruebas con valentía y mansedumbre,  llenos de confianza, porque tú nos  sostienes; permítenos comprender que no llegaremos a la plenitud de la vida, si no morimos sin cesar a nosotros mismos, a nuestros deseos egoístas; porque solamente si morirnos contigo podremos resucitar contigo.

¡Qué nada, de ahora en adelante, nos haga sufrir o llorar hasta el punto de olvidar la alegría de tu resurrección!

Tú eres el sol que resplandece del Padre; tú eres la esperanza de la eterna felicidad; tú eres el fuego del amor que incendia nuestros corazones...

Que la alegría de Jesús sea nuestra fuerza, que sea entre nosotros lazo de paz, de unidad y de amor.

Amén.

6.13.2016

EL BURRO Y EL POZO

Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El animal lloró fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de buscar algo que hacer.

Finalmente, el campesino decidió que el burro ya estaba viejo y el pozo ya estaba seco y necesitaba ser tapado de todas formas; que realmente no valía la pena sacar al burro del pozo.

Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarle. Cada uno agarró una pala y empezaron a tirarle tierra al pozo.

El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró horriblemente. Luego, para sorpresa de todos, se aquietó después de unas cuantas paladas de tierra.

El campesino finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio... con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble: Se sacudía la tierra y daba un paso encima de la tierra.

Muy pronto todo el mundo vio sorprendido cómo el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando...


La vida va a tirarte tierra, todo tipo de tierra... el truco para salir del pozo es sacudírsela y usarla para dar un paso hacia arriba. Cada uno de nuestros problemas es un escalón hacia arriba. Podemos salir de los más profundos huecos si no nos damos por vencidos... 


"Sacúdete y da un paso hacia arriba..."

6.10.2016

JUAN SIN MIEDO

Había una vez un padre que tenía dos hijos. El mayor de ellos era listo y despierto, mientras que el pequeño era un poco torpe. Pero había una cosa en la que el pequeño, que se llamaba Juan, superaba a su hermano: Juan no tenía nunca miedo. Pero el muchacho no se sentía orgulloso por eso y siempre andaba diciendo que le gustaría aprender a tener miedo.

Un día el padre se enfadó de tener un hijo como Juan y le dijo que se marchara:

- Toma cincuenta florines y vete a recorrer el mundo. Aprende algo con lo que ganarte la vida.

- Claro padre, tenéis razón. Aprenderé a tener miedo.

- Haz lo que quieras, pero con eso no te ganarás el sustento - le contestó el padre

En su camino Juan llegó a una posada en la que el posadero, harto de oír las ganas que tenía de saber lo que era el miedo le dijo que fuera a ver al Rey, pues había anunciado que entregaría toda clase de riquezas y la mano de su hermosa hija al joven sin miedo que fuese capaz de pasar tres noches en el castillo encantado.

Juan se presentó al día siguiente ante el Rey, a quien le resultó simpático, y le dejó que eligiera tres cosas que llevarse al castillo.

- ¿Tres cosas? Mmmm Ya sé: fuego, un torno y un banco de carpintero con su cuchilla.

Cuando el joven sin miedo llegó al castillo encendió una hoguera. Al momento aparecieron unos grandes gatos negros que lo miraban con fiereza.

- Acercaos al fuego si tenéis frio y dejad de perder el tiempo maullando - dijo Juan.

- ¿Por qué no jugamos antes una partida a las cartas? - contestó uno de los gatos.

En ese momento los animales sacaron sus afiladas uñas.

- ¡Qué uñas más largas! Yo os las cortaré - y rápidamente los cogió del cuello y los sujetó al banco del carpintero.

Desprovistos de sus garras los mininos se sintieron indefensos y salieron corriendo de aquel lugar.

Cuando el sueño empezaba a hacer mella en el joven Juan sin miedo vio de repente una amplia cama. Se tumbó en ella y la cama empezó a dar vueltas por el castillo. El muchacho estaba encantado de poder recorrerlo entero, pero acabó cansándose de tanta vuelta y se fue a dormir junto al fuego, donde permaneció toda la noche.

Al día siguiente apareció por ahí el Rey convencido de que el joven no habría sobrevivido, y cuando lo vio allí se sorprendió mucho.

En la segunda noche, estaba el muchacho junto al fuego cuando de la chimenea empezaron a caer hombres uno tras otro. Entre todos traían nueve tibias y dos calaveras con las que empezaron a jugar a los bolos.

- Un momento - dijo Juan - así no se puede jugar. Esos bolos no son redondos. Dejadme un momento las calaveras.

El joven les dio forma en su torno y estuvo jugando toda la noche con ellos a los bolos.

A la mañana siguiente el Rey apareció por allí de nuevo.


- ¿Qué tal has pasado la noche? ¿Sabes ya lo que es el miedo?

- Lo pasé muy bien jugando a los bolos, pero que va… ¡ojalá supiese lo que es el miedo!

Durante la tercera noche, estaba el joven contemplando el fuego pensando en por qué era incapaz de sentir miedo cuando por allí aparecieron seis hombres cargando un ataúd. Lo depositaron en el suelo y el muchacho se acercó al fallecido.

- ¡Pero si tiene la cara helada!

Y lo sacó de ahí y trató de calentarlo acercándolo al fuego. De repente el muerto empezó a moverse y se levantó muy malhumorado.

- ¿Así que encima que te hago entrar en calor te pones así conmigo? ¡Pues ahora verás!

Y Juan lo volvió a meter en el ataúd y los seis hombres se lo llevaron.

- No sé si alguna vez sabré lo que es el miedo. Parece que no lo conseguiré ni aunque me pase aquí toda la vida - decía el muchacho mientras miraba al fuego de nuevo.

Entonces apareció un ogro que llevaba una barba blanca y larga. Le retó a demostrar quien de los dos era más fuerte y Juan aceptó.

El viejo cogió un hacha y de un hachazo la clavó en un yunque cercano. Pero entonces el muchacho cogió el hacha y repitió la hazaña aprisionando la barba del ogro.

El ogro aceptó que había perdido y le dijo que le daría grandes riquezas si lo soltaba. Lo condujo hasta una de las bodegas de palacio y le enseñó tres arcas de oro.

Pero en ese momento sonaron las doce de la noche, todo desapareció y el pobre muchacho sólo pudo que echarse a dormir junto al fuego.

El Rey apareció por el castillo a la mañana siguiente y le preguntó si sabía ya lo que era el miedo.

- ¡Qué va! Por aquí ha pasado mucha gente pero nadie me lo ha explicado aún.

- No importa. Has cumplido con nuestro pacto así que te casarás con mi hija.

Al cabo de un tiempo la princesa empezó a hartarse de escuchar constantemente decir a su marido que deseaba saber qué era el miedo.

- Ya sé lo que voy a hacer - dijo la princesa - Fue al río y cogió un barreño de agua fría con muchos pececillos.

Por la noche mientras su esposo dormía, cogió el barreño y se lo tiró por encima despertándolo de un buen susto.

- ¡Ahh qué miedo! ¡Qué miedo madre mía! ¡Ahora sí sé lo que es el miedo!


                  

Autor: Hermanos Grimm.

EL SECRETO DE LA VIDA.



Hace muchísimos años, vivió en la India un sabio de quien se decía guardaba en un cofre encantado un gran secreto que lo hacía ser un triunfador en todos los aspectos de su vida y que, por eso, se consideraba el hombre más feliz del mundo.
Muchos reyes, envidiosos, le ofrecían poder y dinero, y hasta intentaron robarlo para obtener el cofre, pero todo era en vano.
Mientras más lo intentaban, más infelices eran, pues la envidia no los dejaba vivir. Así pasaban los años y el sabio era cada día más feliz. Un día llegó ante él un niño y le dijo: Señor, al igual que tú, también quiero ser inmensamente feliz.
¿Por qué no me enseñas que debo hacer para conseguirlo?"

El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño, le dijo: A ti te enseñaré el secreto para ser feliz. Ven conmigo y presta mucha atención:

En realidad son dos cofres en donde guardo el secreto para ser feliz y estos son mi mente y mi corazón y, el gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida:

  • El primero es saber que existe la presencia de Dios en todas las cosas de la vida, y por lo tanto, debes amarlo y darle gracias por todas las cosas que tienes y por todas las cosas que te pasan.
  
  • El segundo, es que debes quererte a ti mismo, y todos los días al levantarte y al acostarte debes afirmar: Yo soy importante, yo valgo, soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso espero mucho de mí, no hay obstáculo que no pueda vencer. Este paso se llama autoestima alta.

  • El tercer paso, es que debes poner en práctica todo lo que dices que eres, es decir, si piensas que eres inteligente, actúa inteligentemente; si piensas que eres capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso, expresa tu cariño; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas. Este paso se llama motivación.

  • El cuarto paso, es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es, ellos alcanzaron su meta, logra tú las tuyas.
  
  • El quinto paso, es que no debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie; ese sentimiento no te dejará ser feliz; deja que las leyes de Dios hagan justicia, y tú... Perdona y olvida.
  
  • El sexto paso es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen, recuerda que de acuerdo a las leyes de la naturaleza, mañana te quitarán algo de más valor.
  
  • El séptimo paso, es que no debes maltratar a nadie; todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera.
  
  • Y por último, levántate siempre con una sonrisa en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes; ayuda a los demás, sin pensar que vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades.